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Ahogo, desmayos repentinos y dolor en el pecho son algunos de los síntomas que puede presentar una persona que tenga fallas en la válvula aórtica.
Esta válvula es la encargada de permitir el correcto flujo de sangre, desde el corazón a todas las partes del cuerpo, y al verse afectada, el corazón se fatiga y no permite dicha función.
Actualmente, son los adultos mayores de 70 años quienes comienzan a presentar esta afección, la cual, según el doctor César Morís, cardiólogo intervencionista de Oviedo, España, la única forma de solucionar este problema, es someterlos a una cirugía inmediatamente, para hacer un cambio valvular, o a una alternativa de tratamiento mínimamente invasiva.
Sin embargo, algunas personas pueden tener esta falla desde el nacimiento, lo que quiere decir que es congénita. Y a partir de los 40 años de edad comienzan a presentar las molestias de dicha afección.
En un pasado, no más de diez años, el procedimiento era bastante invasivo y representaba cierto nivel de riesgo, ya que debía realizarse una cirugía a corazón abierto para retirar la válvula afectada y sustituirse por una nueva.
“Estos pacientes, al ser tan frágiles, en muchos casos no respondían muy bien a los antiguos procedimientos. Duraban mucho tiempo en los hospitales recuperándose y tenían malos resultados”, resalta Morís, uno de los especialistas invitados al Congreso Latinoamericano de Cardiopatía Estructural, Clace 2018, organizado por Angiografía de Occidente S.A.
Ahora con los avances tecnológicos, los pacientes se someten a procedimientos más sencillos y menos invasivos. “No hace falta anestesia general, el paciente puede estar levemente sedado y con anestesia local mientras se hace el procedimiento. Este se realiza mediante una punción en la ingle y con un cateterismo corriente se lleva la válvula hasta donde se encuentra la afectada. Una vez ahí, se abre y se suelta la válvula nueva. Es importante resaltar que la válvula afectada no se retira”, explica Juan Quintanilla, cardiólogo intervencionista de Monterrey, México, invitado también al congreso. Además, continuando con Quintanilla, el paciente puede estar sentando en un sillón el mismo día de la operación, y al otro día estar caminando.
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“Estos avances tecnológicos cambiaron además, la perspectiva a nivel mundial sobre esta afección, la historia de la medicina y también impactaron directamente la vida de los pacientes. En un principio no era muy aceptado por los cirujanos, ya que implicaba menos trabajo para ellos”, añade Morís.
Coinciden en destacar los doctores Morís y Quintanilla, en que no existen maneras de prevenir esta afección, ni un tratamiento que la detenga, pues la válvula se va afectando poco a poco, es decir, que es un proceso degenerativo.
Esta afección se divide en dos tipos:
Estenosis: se refiere a la obstrucción del flujo sanguíneo, desde el ventrículo izquierdo hacia la arteria aorta.
Insuficiencia aórtica: la válvula no cierra bien, generando un flujo anormal de sangre, en diástole (cuando el corazón se relaja después de contraerse). Desde la aorta hacia el ventrículo izquierdo.
“El objetivo de la implementación de válvulas, mediante estos procesos menos invasivos, es darles una mejor calidad de vida a los pacientes”, comenta Quintanilla.
Los procedimientos de válvula actualmente, duran más o menos una hora y media. El paciente sale despierto y la recuperación por lo general es de dos días. En una semana ya está bien.
Fuente: www.elpais.com.com / Redactor: Valeria Araque Yepes
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