Las enfermedades más comunes en mujeres
Desde la industrialización y las nuevas formas de producción, la degradación del ecosistema es una realidad cada vez más evidente. La toxicidad del ambiente no solo está dejando huellas notables en los parajes naturales y la fauna, sino directamente en la propia salud humana. Esta contaminación, causada por la producción y exposición constante a agentes químicos, pone a prueba nuestra vulnerabilidad.
En 1962, Rachel Carson ya advirtió con su obra “Primavera silenciosa” los efectos de esta situación en las personas. Y es que, se calcula que se han introducido en la vida cotidiana aproximadamente unas 80.000 sustancias químicas, de las cuales entre 4.000 y 8.000 pueden ser altamente perjudiciales.
Todas estas se introducen en el cuerpo humano por vías tan sencillas como el aire, a través de micropartículas que quedan suspendidas y acabamos respirando, el agua, o los alimentos (por pesticidas u otros productos químicos), por lo que resulta prácticamente imposible escapar de ellos. Además, otro factor importante a tener en cuenta, y que ha pasado desapercibido hasta hace poco, es el riesgo que supone la exposición a la radiación (ya sea por antenas, teléfonos móviles, ordenadores…).
Pero, ¿esta toxicidad afecta a todos por igual?
Según numerosos estudios, la contaminación no es igualitaria. De hecho, factores como el sexo o la edad son determinantes en las consecuencias que puede llegar a padecer una persona. La escritora y endocrinóloga, Carme Valls LLobret, explica en su libro de “Salud y medioambiente” que las mujeres, por la propia condición de su cuerpo, padecen en mayor medida esta contaminación.
Lo que queda claro es que la acción del ser humano pone en ‘jaque’ su propia salud. Las actividades contaminantes de los últimos años son las causantes principales de las enfermedades de este nuevo siglo. Y aunque no se puede frenar, sí es posible trabajar por conseguir y adoptar políticas de prevención que sigan una línea más respetuosa con el entorno y, en definitiva, con cualquier forma de vida.
De esta forma, resulta útil conocer las diferencias biológicas entre mujeres y hombres para comprender por qué ciertas enfermedades (provocadas por factores externos o internos) afectan más a un sexo u otro.
Dejando de lado las evidencias físicas, una de las distinciones principales es la asociada a la composición de cromosomas, por la que los hombres (de cromosomas XY) son más propensos a contraer trastornos genéticos, que las mujeres (con cromosomas XX). Las diferencias hormonales también representan un punto importante, pues la mujer sintetiza una mayor cantidad de estrógenos, causantes de un mayor almacenamiento de grasas. Además, los cambios que las mujeres experimentan durante los ciclos menstruales también influyen notablemente en su vulnerabilidad, llegando incluso a afectar zonas como el cerebro, que se vuelve más sensible a la exposición de ciertas sustancias químicas.
1. Osteoporosis
La osteoporosis es una enfermedad que se caracteriza por la pérdida progresiva de la masa que conforma los huesos y por tanto, reduce la calidad y fortaleza de estos y aumenta el riesgo de fracturas.
Es más común en mujeres, principalmente por dos motivos: por un lado, las mujeres acumulan una menor densidad ósea que los hombres, por lo que es más fácil que lleguen a la fragilidad. Por otra parte, después de la menopausia, la velocidad de pérdida mineral ósea se acelera.
“Epidemia silenciosa”
Según el último informe presentado por la Organización Médica Colegial de España, la osteoporosis es la enfermedad metabólica ósea más frecuente en los países occidentales. Se calcula que actualmente la padecen más de tres millones de españoles. De hecho, ha sido catalogada como la “epidemia silenciosa del siglo XXI”.
La prevalencia de la enfermedad aumenta de forma progresiva con la edad. Por ejemplo, en España, la padecen el 35% de las mujeres mayores de 50 años, mientras que el porcentaje de incidencia en hombres con la misma edad apenas llega al 8%. A pesar de los elevados índices, menos del 30% de los pacientes con osteoporosis han recibido un diagnóstico y menos del 10% llegan a tratarse.
Tratamiento y prevención de la osteoporosis
Actualmente, los tratamientos más frecuentes para su control y prevención son los antiresortivos, por csu capacidad de reducir el riesgo de fracturas óseas. También se han implantado fármacos reconstructores de la masa ósea como los bifosfonatos e incluso, se está investigando cada vez más la implantación de nuevas terapias hormonales.
Pero en el día a día también existen buenas prácticas para prevenir los síntomas de la osteoporosis. Entre estas, se recomienda incluir el calcio y vitamina D en la dieta, practicar ejercicio y deporte con frecuencia, y evitar el consumo de tabaco y alcohol.
2. Infecciones urinarias
Las infecciones urinarias son otras de las enfermedades más frecuentes desarrolladas en mujeres. Estas pueden producirse en diferentes puntos del tracto urinario, desde la vejiga, hasta riñones, uréteres y uretra. Se calcula que hasta un 50% de las mujeres puede presentar una infección de este tipo a lo largo de su vida. Las más frecuentes son aquellas provocadas por bacterias que se introducen en la vejiga y que, si no reciben tratamiento, podrían propagarse hacia los riñones.
Crecimiento bacteriano
La infección urinaria puede deberse a aspectos tan simples como una mala higiene puntual, consecuencias de enfermedades (como la diabetes o el cáncer), hasta el uso de tampones y compresas. Estos productos de higiene tradicionales están en contacto (o introducidos en ocasiones) en el área vaginal, por lo que pueden ser objeto de crecimiento bacteriano.
Uno de los síndromes derivados de este tipo de infecciones es el llamado Síndrome del Shock Tóxico. Aunque es muy poco frecuente, sus efectos pueden ser especialmente graves. Es provocada por bacterias de la familia Staphilococcus, que liberan sus toxinas al sistema circulatorio provocando numerosos síntomas: dolores de cabeza, fiebre, vómitos, afectación renal y cardíaca…e inloso, la muerte. Esta enfermedad se ha relacionado en muchas ocasiones con el uso prolongado y abusivo de los productos para la higiene íntima, como los tampones. Sin embargo, menos de la mitad de los casos se asocian a estos. De hecho, el shock tóxico puede desarrollarse por muchos otros motivos, como traumatismos en la piel o heridas.
Tratamiento y prevención de las infecciones urinarias
Existen diferentes formas de prevención y tratamiento de una infección urinaria. A principal es ser conscientes de la importancia de la higiene íntima para evitar desarrollar alguna patología ligada. Algunos expertos coinciden en la idea de la sustitución de compresas y tampones por copas menstruales para prevenir estas enfermedades, ya que no afectan la flora bacteriana ni el pH vaginal, disminuyen las infecciones y tampoco resecan las paredes vaginales.
Además, llevar una dieta saludable también ayudará a mantener nuestra vejiga sana y evitar las infecciones. Los alimentos ricos en vitamina C favorecen la reducción bacteriana y depuran nuestro cuerpo.
3. Hipertensión
Es una enfermedad cardiovascular muy frecuente, sobre todo, a partir de los 40 años. Los vasos sanguíneos están expuestos a una presión constante o sostenida, en la que acaban dañándose.
Un estudio del Centro Médico Wake Forest Baptist (en Carolina del Norte) reveló que las mujeres tienen un 40% más de probabilidades de desarrollar problemas vasculares. Esto se debe a diferentes factores como, por ejemplo, la menopausia, ya que, tras esta, los valores de presión arterial aumentan por una alteración en el equilibrio hormonal.
A nivel nacional, el Instituto Nacional de Estadística advierte que este tipo de patologías ocupan el primer puesto en las causas de muerte en España.
Colapso de las arterias
La hipertensión provoca que las arterias se vuelvan estrechas y rígidas, lo que acaba desembocando en dolores de cabeza, dificultades respiratorias, vértigos, dolor torácico, complicaciones en el riñón, problemas de vista, palpitaciones e incluso un derrame cerebral.
Desde la Fundación Española del Corazón se ha advertido, de hecho, que la cifra de fallecimientos por enfermedades hipertensivas es a día de hoy un 90% mayor que la de hace 10 años.
Tratamiento y prevención de la hipertensión
La alimentación saludable vuelve a ser de vital importancia en estos casos. De hecho, la obesidad es una de las causas adicionales que favorecen el desarrollo de estos problemas cardiovasculares. En la dieta, se recomienda reducir los niveles de sal y grasas saturadas en los platos e introducir frecuentemente fruta y verdura. La práctica de deporte, y la eliminación del tabaco y reducción del alcohol también juegan un papel relevante.
Sin embargo, si una persona es hipertensa deberá ponerse bajo tratamiento farmacológico y compaginar las recomendaciones anteriores con la receta médica que se le
4. Cáncer de mama
El cáncer de mama es el tumor más frecuente entre las mujeres occidentales.
Se trata de un tumor maligno que se origina en el tejido de la glándula mamaria. Los últimos datos presentados por la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) revelan que en 2015 se registraron más de 26.000 mujeres diagnosticadas con la enfermedad. Para el 2020 se prevé un aumento del 11% de los casos, es decir, un ascenso de más de 2.000 afectadas adicionales (más de 28.000 en total). Según la asociación, 1 de cada 8 mujeres tendrá cáncer de mama a lo largo de su vida.
Síntomas escondidos
Uno de peligros que conlleva la enfermedad es su carencia de síntomas evidentes durante su fase precoz. Sin embargo, algunas de las señales más frecuentes son el hundimiento de los pezones, irregularidades en el contorno de las mamas e incluso cambios en su tamaño y color.
Los antecedentes familiares, la predisposición genética, la exposición prolongada a las hormonas femeninas estrógeno y progesterona, o el uso de terapia de reemplazo hormonal después de la menopausia, son algunos de los factores que pueden elevar el riesgo de padecer cáncer de mama.
Tratamiento y prevención del cáncer de mama
La AECC asegura que no existe, por el momento, un tratamiento de prevención que pueda evitar totalmente un cáncer. Sin embargo, se ha demostrado con los últimos estudios que el riesgo de padecer esta enfermedad puede reducirse practicando ejercicio frecuente, unas 4 horas a la semana como mínimo, evitando el sobrepeso y evitando también el consumo de alcohol.
Los médicos además promueven una práctica eficaz para detectar rápidamente la presencia de un tumor en las mamas, la autoexploración del pecho. Según las estadísticas, al menos un 20% de los casos se detectan a tiempo con este ejercicio.
5. Fibromialgia
Aunque es una enfermedad crónica desconocida, afecta entre un 2% y un 6% población española, siendo más común entre las mujeres. Según los datos de la Sociedad Española de Reumatología, abarcan casi el 90% de los casos, lo que se traduciría como 1.600.000 afectadas.
La fibromialgia significa dolencia muscular y del tejido fibroso (es decir, ligamentos y tendones). Esta consiste en una alteración de la percepción del dolor, de tal forma que se notan como dolorosos estímulos que para una persona normal no lo son.
Origen desconocido
La causa de esta enfermedad es desconocida, pero se piensa que cualquier situación de estrés agudo o crónico puede ser un desencadenante. Como se ha avanzado, se caracteriza por la presencia de un dolor musculoesquelético generalizado. Este va acompañado casi en la totalidad de los casos por fatiga (90%), trastornos del sueño (70-80%), e incluso, ansiedad y depresión (25%).
Un problema añadido es que no existen, por el momento, pruebas objetivas que favorezcan el diagnóstico de la enfermedad. Por lo tanto, los análisis y radiografías son los únicos métodos para descartar que el paciente esté sufriendo otro tipo de patología.
Tratamiento y prevención de la fibromialgia
En la actualidad no hay una cura para esta patología, pero los tratamientos van dirigidos a aliviar los síntomas en el mayor grado posible, siempre en función del tipo de paciente.