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La enfermedad X, podría ser la nueva epidemia mundial mortal del siglo XXI

La enfermedad X, podría ser la nueva epidemia mundial mortal del siglo XXI

 

Es un contagio tan mortal y misterioso que no sabemos nada al respecto, excepto que podría ser la próxima epidemia mundial, según afirman expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Con el nombre en código ‘Enfermedad X’, este misterioso patógeno ni siquiera ha sido descubierto aún, pero su amenaza le ha asegurado un lugar en la lista ‘más peligrosa’ de la OMS: un catálogo de epidemias futuras potenciales para las que las contramedidas actuales son insuficientes o ni siquiera existen.

Pero, ¿cómo puede una enfermedad que no ha sido identificada considerarse una amenaza tan grave para la salud pública? 

La mejor manera de pensarlo es que ‘Enfermedad X’ es un marcador de posición para un peligro contagioso que aún no hemos encontrado, pero que es prácticamente seguro. Es un supuesto “desconocido conocido” para el que la OMS dice que debemos estar preparados, y es por eso que la enfermedad misteriosa está ahora en el Plan de I + D de enfermedades prioritarias de la agencia de salud mundial.

“La enfermedad X representa el conocimiento de que una epidemia internacional seria podría ser causada por un patógeno que actualmente se desconoce que causa enfermedad en humanos”, explicó la OMS. 

El Plan de I + D -que se revisa anualmente- existe para priorizar los principales patógenos emergentes que pueden causar brotes graves en el futuro cercano, para los que existen pocas o ninguna contramedida médica.

Las enfermedades más peligrosas

La revisión más reciente tuvo lugar en febrero, y los expertos coincidieron en que las siguientes enfermedades son las que requieren con mayor urgencia la atención de los investigadores: la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo; enfermedad del virus del ébola y enfermedad del virus de Marburg; fiebre de Lassa; Coronavirus del síndrome respiratorio del Medio Oriente y síndrome respiratorio agudo severo; Nipah y enfermedades henipavirales; fiebre del Valle del Rift; y el virus Zika.

Este año, por primera vez, la OMS agregó la Enfermedad X a la lista, en un reconocimiento del hecho de que es muy probable que otro patógeno pronto se agregue a este registro.

 

La historia nos relata que es probable que el próximo gran brote sea algo que no hemos visto antes. En cuanto dónde podría aparecer o qué sería concretamente, nadie lo sabe con seguridad, pero hay una multitud de posibles fuentes, incluyendo virus existentes que demuestran nueva virulencia y síntomas (como el virus Zika), virus modificados escapados de los laboratorios o utilizados como armas biológicas y enfermedades zoonóticas transferidas de animales a humanos (como el virus del ébola o la influenza)

Aunque podemos estar agradecidos de que la Enfermedad X aún no exista, la probabilidad de que aparezca en el futuro es, sin duda, algo que debemos tener en cuenta, con la esperanza de poder estar un paso por delante de cualquier amenaza futura.

Fuente: OMS: http://www.who.int/blueprint/priority-diseases/en/ Cortesía: Muy Interesante / Redacción :Sarah Romero.

El té, una bebida casi milagrosa al alcance de todos

El Té y sus beneficios para nuestra salud

El té es la segunda bebida más consumida del mundo después del agua, según el estudio ‘Tea Fact Sheet 2017-18’, de la Asociación Estadounidense del Té. Según este informe, solo durante 2017, los norteamericanos consumieron 84.000 millones de raciones de esta bebida, lo que se traduce en 3.800 millones de galones (más de 14.380 millones de litros).

Pero, además de popular, surgen varias preguntas: ¿es sana esta bebida? ¿En todas sus variedades? Lo cierto es que existen múltiples investigaciones sobre sus beneficios para la salud.

 

Corazón ‘fuer-té’

El modelo de alimentación saludable ‘The Healthy Eating Plate’, elaborado por la Universidad de Harvard, en Massachusetts (EE. UU.), incluye el té como una de las bebidas saludables por excelencia. Asegura que el consumo diario de té verde o negro reduce el riesgo de padecer enfermedades cancerígenas o apoplejía.

De otro lado, la también estadounidense revista médica ‘Biochem Pharmacol’ considera el té verde una bebida beneficiosa para la salud, en parte debido a su contenido alto en la catequina epigalocatequina-3-galato (EGCG).

A la EGCG se la considera, de acuerdo con la misma fuente, agente antitumoral que beneficia la respuesta de las células tumorales ante la quimioterapia. 

Además, información publicada por el ‘European Journal of Preventive Cardiology’ desvela que la EGCG puede prevenir enfermedades cardiovasculares y cerebrales, tales como derrames, arteriosclerosis, trombosis o ataques cardíacos gracias de sus propiedades beneficiosas para el flujo sanguíneo. 

Otros estudios, de nuevo del ‘European Journal of Clinical Nutrition’, indican que el té negro reduce el riesgo de enfermedad cardíaca coronaria. Además, en ‘News Medical’ se relacionó el consumo de té con el alivio del dolor e inflamación propios de la artritis reumatoide.

 

‘Men-té’ sana

La prestigiosa revista ‘Psychopharmacology’ ha publicado los resultados de otra investigación llevada a cabo por el Hospital Universitario de Basilea (Suiza) que relaciona el té verde con un aumento de la conectividad entre la corteza frontal y parietal del cerebro. De acuerdo con dichos resultados, el té verde podría ser beneficioso en los tratamientos para el deterioro cognitivo relacionado con trastornos neuropsiquiátricos (por ejemplo, la demencia). 

En la publicación ‘Biological Psychiatry’ se afirma que los polifenoles del té protegen las células relacionadas con la dopamina, y lo relacionan con la prevención del párkinson. 

A esta lista de beneficios se añade la información que ‘The Journal of Neuroscience’ y ‘Journal of Agricultural and Food Chemistry’ publicaron atribuyendo a la EGCG propiedades para prevenir el alzhéimer. 

Un estudio de la Universidad Penn State (Estados Unidos) desveló que la EGCG ralentizaba la ganancia de peso en las dietas ricas en grasas. “El té verde hace que ganemos peso más despacio. La EGCG no solo reduce la absorción de grasas, sino que aumenta la capacidad de usarlas”, explica Joshua Lambert, experto en alimentación.

 

Pócima de la juventud

El ‘Journal of Integrative Medicine’ de China llevó a cabo un estudio acerca de las propiedades digestivas y aceleradoras del metabolismo del té azul. Y los investigadores del Centro Médico de la Universidad de Maryland concluyeron que su alto contenido en antioxidantes lo convierte en un excelente adelgazante.

Esta última investigación también atribuyó al té azul propiedades para prevenir el envejecimiento y mantener una piel joven, algo que también se relaciona con el consumo de otro té, el blanco: según un estudio de la Universidad de Kingston (Inglaterra), ayuda a la producción de elastina y colágeno (proteínas que evitan la formación de arrugas). “El té blanco ayuda a reparar los tejidos del cuerpo y a frenar la flacidez de la piel”, afirma el director del estudio, Declan Naughton.

En definitiva, no parece haber mejor bebida que el té para ‘beneficiar-té’ en distintos aspectos de la salud.

Fuente: El Tiempo / Redacción: Nora Cifuentes  / Cortesía: www.eltiempo.com

Crean nuevo método de ultrasonidos para diagnosticar cáncer de próstata

Un grupo de científicos de la Universidad de Dundee, en Escocia, dio a conocer una investigación sobre un nuevo método basado en ultrasonidos para diagnosticar y tratar de forma más exitosa el cáncer de próstata.

El elastografía de onda de corte (SWE por sus siglas en inglés) no invasiva es una técnica de ultrasonido que examina la elasticidad de un tejido y, según los expertos, ofrece “mucha mayor precisión y fiabilidad” que las pruebas actuales, al tiempo que es menos costosa.

 En este estudio se comprobó que al analizar la próstata del paciente con ultrasonidos es posible detectar si existen indicios de la enfermedad.

El tejido canceroso es más rígido que el normal, por lo que las ondas de corte se ralentizan a medida que lo atraviesan e indican así si la zona está afectada.

Esta tecnología fue capaz de detectar el 89 % de los cánceres de próstata y pudo identificar los más agresivos y aquellos que comenzaban a expandirse fuera de la próstata.

El estudio, en el que participaron 200 pacientes y fue financiado por la organización benéfica Prostate Cancer UK y la Fundación Movember, puede suponer un importante avance en la detección del cáncer de próstata, el más común entre los hombres del Reino Unido, ya que cada año se diagnostican más de 47.000 nuevos casos.

Las pruebas para detectarlo usadas hasta ahora incluyen análisis de sangre, exámenes rectales, imágenes por resonancia magnética y biopsias, que, según los científicos, presentan “problemas significativos”, porque muchas veces conllevan “tratamientos innecesarios”.

“Todavía estamos en un momento en que el diagnóstico de cáncer de próstata es extremadamente ineficiente, lo que lleva a tratamientos innecesarios para muchos pacientes”, afirmó Ghulam Nabi, profesor de Uro-oncología Quirúrgica de la universidad de Dundee.

Nabi, que aseguró que este tipo de tumor es de los más difíciles de diagnosticar, dijo que este nuevo método ha detectado casos positivos “que la resonancia magnética no identificó”.

“Ahora podemos ver con mucha mayor precisión qué tejido es canceroso, dónde está y qué nivel de tratamiento necesita”, señaló

Fuente: www.el-carabobeno.com / Redactado: Ana Isabel Laguna

Dispositivos cien veces más pequeños que una célula para detectar metástasis

Averiguar si hay células tumorales circulando por el torrente sanguíneo es clave para la detección temprana de la metástasis y, ahora, un equipo de científicos ha logrado crear una herramienta nanométrica de óxido de hierro y oro con potencial para conseguirlo, sin necesidad de extraer sangre.

Estas nanoestructuras, cien veces más pequeñas que una célula y aún en fase de investigación, están diseñadas para ser inyectadas en el torrente sanguíneo y buscar células tumorales.

Cuando hay un proceso metastásico las células cancerosas se separan del tumor original para viajar a través del sistema linfático hasta otros órganos o tejidos del cuerpo pudiendo formar un nuevo tumor; se trata de una de las fases más peligrosas del cáncer donde la terapia se complica al no estar este focalizado.

Por eso, es fundamental detectar la metástasis cuanto antes y en un momento en el que la concentración de células tumorales sea aún baja, señala a Efe el físico Jesús García Ovejero, uno de los responsables de esta herramienta.

Su desarrollo está aún en fase de experimentación -los científicos han logrado hacer una prueba de concepto- y los ensayos se han hecho ‘ex vivo’, utilizando líneas celulares de cáncer de útero y un sistema que reproduce un capilar sanguíneo: aunque queda mucha investigación por hacer, esta herramienta abre la puerta a la detección temprana de procesos de metástasis, afirma García Ovejero.

El método es responsabilidad de investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), la Universidad Autónoma de Madrid, el Instituto de Cerámica y Vidrio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y de la Universidad de Washington y su descripción se publicó en la revista Microchimica Acta.

La herramienta está compuesta de nanocilindros de oro y nanopartículas de óxido de hierro, unidos por una matriz común de sílice: cuando el hierro y el oro están juntos se “estorban” y lo que hace la estructura de silicio es minimizar esa interacción, apunta García Ovejero, antes científico del Instituto de Magnetismo Aplicado de la UCM y en la actualidad del King’s College de Londres.

El objetivo es aprovechar las propiedades magnéticas del óxido de hierro para atrapar magnéticamente las células cancerígenas “liberadas” por el tumor primario y la capacidad del oro de generar señales fotoacústicas para detectarlas.

Cuando hay un tumor, algunas células sobreexpresan ciertas proteínas en su membrana y esas proteínas son las que precisamente permiten a las nanopartículas reconocer las células mutadas.

Al hacerlo, estas se introducen en el interior de la célula tumoral para luego arrastrarla hasta un punto determinado del torrente, con el objetivo de ir acumulándolas y poder detectarlas.

¿Y cómo se consigue que esta herramienta ‘remolque’ estas células y las acumule en la zona de detección? Pues gracias a imanes que, cuando en un futuro se utilice este método con pacientes, se colocarían sobre la piel en regiones con vasos superficiales.

“Las nanopartículas que componen estos agentes tienen una doble funcionalidad: el óxido de hierro permite atrapar, con la ayuda de un imán, las células tumorales y el oro sirve para emitir una señal que puedes detectar”, detalla el investigador español.

Iluminando los cilindros de oro con luz infrarroja se generan ondas de ultrasonidos que pueden ser registradas desde el exterior como si de una ecografía se tratase, pudiéndose obtener imágenes de la acumulación de células tumorales en tiempo real, añade.

La herramienta, además, permite recubrir su superficie con biomoléculas afines a las proteínas sobreexpresadas en las células cancerígenas, lo que facilita precisamente que esta estructura nanométrica busque y se “pegue” a las células tumorales.

Para escudriñar células tumorales vinculadas a otros cánceres habría que modificar esa cobertura con otras biomoléculas que estén asociadas a otros tumores; ese será el siguiente paso, al igual que probar esta herramienta nanométrica en modelos de ratón

Fuente: www.el-carabobeno.com / Redactado: EFE

Conozca los avances tecnológicos con los que puede mejorar la salud de su corazón

 

Ahogo, desmayos repentinos y dolor en el pecho son algunos de los síntomas que puede presentar una persona que tenga fallas en la válvula aórtica.

Esta válvula es la encargada de permitir el correcto flujo de sangre, desde el corazón a todas las partes del cuerpo, y al verse afectada, el corazón se fatiga y no permite dicha función.
Actualmente, son los adultos mayores de 70 años quienes comienzan a presentar esta afección, la cual, según el doctor César Morís, cardiólogo intervencionista de Oviedo, España, la única forma de solucionar este problema, es someterlos a una cirugía inmediatamente, para hacer un cambio valvular, o a una alternativa de tratamiento mínimamente invasiva.

Sin embargo, algunas personas pueden tener esta falla desde el nacimiento, lo que quiere decir que es congénita. Y a partir de los 40 años de edad comienzan a presentar las molestias de dicha afección.
En un pasado, no más de diez años, el procedimiento era bastante invasivo y representaba cierto nivel de riesgo, ya que debía realizarse una cirugía a corazón abierto para retirar la válvula afectada y sustituirse por una nueva.

“Estos pacientes, al ser tan frágiles, en muchos casos no respondían muy bien a los antiguos procedimientos. Duraban mucho tiempo en los hospitales recuperándose y tenían malos resultados”, resalta Morís, uno de los especialistas invitados al Congreso Latinoamericano de Cardiopatía Estructural, Clace 2018, organizado por Angiografía de Occidente S.A.

Ahora con los avances tecnológicos, los pacientes se someten a procedimientos más sencillos y menos invasivos. “No hace falta anestesia general, el paciente puede estar levemente sedado y con anestesia local mientras se hace el procedimiento. Este se realiza mediante una punción en la ingle y con un cateterismo corriente se lleva la válvula hasta donde se encuentra la afectada. Una vez ahí, se abre y se suelta la válvula nueva. Es importante resaltar que la válvula afectada no se retira”, explica Juan Quintanilla, cardiólogo intervencionista de Monterrey, México, invitado también al congreso. Además, continuando con Quintanilla, el paciente puede estar sentando en un sillón el mismo día de la operación, y al otro día estar caminando.

Lea también:Las claves en la seguridad de los pacientes fueron tema de simposio en Cali

“Estos avances tecnológicos cambiaron además, la perspectiva a nivel mundial sobre esta afección, la historia de la medicina y también impactaron directamente la vida de los pacientes. En un principio no era muy aceptado por los cirujanos, ya que implicaba menos trabajo para ellos”, añade Morís.

Coinciden en destacar los doctores Morís y Quintanilla, en que no existen maneras de prevenir esta afección, ni un tratamiento que la detenga, pues la válvula se va afectando poco a poco, es decir, que es un proceso degenerativo.

Síntomas
– Ahogamiento
– Dolor en el tórax
– Pérdida del conocimiento
– Muerte súbita (es menos frecuente. Normalmente da tiempo y avisa).
– Desmayos repentinos
Valvulopatía aórtica

Esta afección se divide en dos tipos:

Estenosis: se refiere a la obstrucción del flujo sanguíneo, desde el ventrículo izquierdo hacia la arteria aorta.
​
Insuficiencia aórtica: la válvula no cierra bien, generando un flujo anormal de sangre, en diástole (cuando el corazón se relaja después de contraerse). Desde la aorta hacia el ventrículo izquierdo.
​
“El objetivo de la implementación de válvulas, mediante estos procesos menos invasivos, es darles una mejor calidad de vida a los pacientes”, comenta Quintanilla.

Antes una cirugía de válvula podía durar de 4 a 6 horas. Además, implicaba una instancia de 7 a 10 días en el hospital, y una recuperación aproximada de cuatro meses.

Los procedimientos de válvula actualmente, duran más o menos una hora y media. El paciente sale despierto y la recuperación por lo general es de dos días. En una semana ya está bien.

Fuente: www.elpais.com.com / Redactor:  Valeria Araque Yepes

El virus de Epstein-Barr, vinculado a siete enfermedades graves

El virus de Epstein-Barr, vinculado a siete enfermedades graves

Se trata del virus que provoca la mononucleosis infecciosa o ‘enfermedad del beso’.

Un estudio de gran alcance realizado por científicos del Cincinnati Children Hospital Medical Center (EE. UU.) revela que el virus Epstein-Barr, más conocido por causar mononucleosis (popularmente conocida como ‘enfermedad del beso’), también aumenta el riesgo para algunas personas de desarrollar otras siete enfermedades importantes. Esas enfermedades son: lupus eritematoso sistémico, esclerosis múltiple, artritis reumatoide, artritis idiopática juvenil, enfermedad inflamatoria intestinal, enfermedad celíaca y diabetes tipo 1. Los resultados del estudio han sido publicados en la revista Nature Genetics.

El estudio muestra que una proteína producida por el virus de Epstein-Barr, llamada EBNA2, se une a múltiples ubicaciones a lo largo del genoma humano que están asociadas con estas siete enfermedades.

El trabajo arroja nueva luz sobre cómo los factores ambientales, como las infecciones virales o bacterianas, la mala alimentación, la contaminación u otras exposiciones peligrosas, pueden interactuar con el plan genético humano y tener consecuencias graves que influyen en la enfermedad.

“Ahora, usando métodos genómicos que no estaban disponibles hace 10 años, parece que los componentes fabricados por el virus interactúan con el ADN humano en los lugares donde aumenta el riesgo genético de la enfermedad. Y no solo por el lupus, sino también por todas estas otras enfermedades”, explica John Harley, Director del Centro de Genómica y Etiología Autoinmune del Cincinnati Children y uno de los autores principales de la investigación.

El virus, como catalizador potencial de enfermedades

Los científicos han vinculado el virus a otras enfermedades en el pasado, incluidos ciertos tipos de cáncer del sistema linfático. Ahora, más investigaciones han conectado nuevas enfermedades que no están relacionadas entre sí. Sin embargo, “comparten un conjunto común de factores de transcripción anormales, cada uno afectado por la proteína EBNA2 del virus de Epstein-Barr”, aclaran.

Cuando estos grupos EBNA2 se adhieren a una sección del código genético de una persona, el riesgo de lupus aumenta. Cuando se conectan a otra parte del código, aumenta el riesgo de Esclerosis Múltiple, por ejemplo, y así sucesivamente.

“Este descubrimiento es probablemente lo suficientemente importante como para impulsar a muchos otros científicos de todo el mundo a reconsiderar este virus en estos trastornos”, dijo Harley. “Como consecuencia, y suponiendo que otros puedan replicar nuestros hallazgos, podría conducir a terapias, métodos de prevención y formas de anticipar enfermedades, que ahora no existen”.

Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, el virus de Epstein-Barr es uno de los virus humanos más comunes y se encuentra en todo el mundo. Se propaga a través de fluidos corporales, más comúnmente la saliva. Causa fatiga, fiebre, inflamación de la garganta e inflamación de los ganglios linfáticos. Una vez que alguien se infecta, el virus permanece en el sistema de por vida.

Más del 90% de las naciones desarrolladas se infectan a los 20 años. En las naciones menos desarrolladas, el 90% de las personas se infectan a los 2 años.

La mononucleosis, o mono, ocurre con mayor frecuencia en adolescentes y estudiantes universitarios y, al menos 1 de cada 4 personas infectadas con el virus de Epstein-Barr desarrollará mononucleosis. Los síntomas son similares al virus e incluyen fatiga extrema, hígado o bazo agrandados, dolores de cabeza y cuerpo y sarpullidos.

Actualmente, no hay vacuna para prevenir el virus.

Fuente: John B. Harley et al, Transcription factors operate across disease loci, with EBNA2 implicated in autoimmunity, Nature Genetics (2018). DOI: 10.1038/s41588-018-0102-3 / Redacción: Sara Rmero / Cortesía: www.muyuinteresante.es

Software de aprendizaje automático predice la acción de las bacteria

Software de aprendizaje automático predice la acción de las bacteria

En una primicia para los algoritmos de aprendizaje automático, una nueva pieza de software desarrollada en Caltech puede predecir el comportamiento de las bacterias leyendo el contenido de un gen.

El avance podría tener implicaciones significativas para nuestra comprensión de la bioquímica bacteriana y para el desarrollo de nuevos medicamentos.

Un impulso de la farmacología moderna se centra en aliviar dolencias mediante el desarrollo de fármacos que se dirigen a proteínas específicas que residen en las membranas de las células de nuestros cuerpos.

 

Estas proteínas, conocidas como proteínas integrales de membrana (IMP), actúan como receptores o “puertas” que permiten que los materiales entren y salgan de las células.

Ejemplos de IMP son receptores acoplados a proteína G, que transmiten información a una célula sobre su entorno, y canales de iones, que controlan el entorno interior de una célula actuando como guardianes que permiten selectivamente que los iones entren y salgan de la célula.

Los IMP son el objetivo de casi el 50 por ciento de todas las drogas en el mercado. Desafortunadamente, muchos IMP son poco conocidos.

“Estas son moléculas muy importantes que nuestro cuerpo produce y de las que no sabemos lo suficiente”, dice Bil Clemons, profesor de bioquímica en Caltech.

Para obtener una comprensión más completa de un IMP, los investigadores deben generar grandes cantidades de este para la purificación y el estudio detallado. Normalmente, eso se hace insertando el ADN de esa proteína en las bacterias; la proteína luego se produce de forma rutinaria a medida que la bacteria crece y se multiplica.

El problema es que no todas las bacterias están dispuestas a cooperar y producir cantidades insignificantes de proteínas. Solo unas pocas bacterias terminan produciendo suficientes proteínas para ser útiles y, hasta ahora, los investigadores no han podido saber si una bacteria con la que están trabajando será un éxito o un fracaso.

“Una de las principales limitaciones en el estudio de las proteínas de membrana es la falta de capacidad para expresarlas en cantidades razonables”, dice Clemons. “Usamos estas bacterias como fábricas para hacer cosas para nosotros, pero es impredecible … la mayoría lo echan de menos. Anecdóticamente, ha tenido un 10 por ciento de éxito”.

Toda la prueba y el error involucrados en hacer que las bacterias cooperen, desperdicia el tiempo y los recursos de los investigadores. Clemons se preguntó si sería posible usar computadoras para predecir cómo reaccionarán las bacterias cuando se les pida que creen una proteína que normalmente no producen.

“Presumimos que las células bacterianas estaban haciendo una lectura cuantitativa del ADN para determinar qué cantidad de estas proteínas preparar”.

“Queríamos saber si podríamos usar herramientas computacionales para aumentar la tasa de éxito de encontrar bacterias que expresen proteínas en cantidades útiles para ayudarnos a caracterizar moléculas importantes para la medicina”.

Clemons y su estudiante graduada, Shyam Saladi, crearon esa herramienta, un software de aprendizaje automático que han denominado IMProve, que compara el ADN bacteriano con datos sobre la cantidad de proteína que produce la bacteria. Luego usaron un conjunto de datos para IMProve que cultivaba muchas muestras de bacterias para ver qué tan bien producían las proteínas de membrana deseadas.

Los investigadores entrenaron a IMProve al alimentar esos resultados y los códigos genéticos en los que confían las bacterias para expresar las proteínas en IMProve, de modo que pudieran aprender qué secuencias de ADN iban a producir una alta producción de proteínas.

Una vez que el software fue entrenado, los investigadores descubrieron que predecía el comportamiento bacteriano tan bien que podían duplicar su tasa de éxito en la selección de bacterias que expresarían los IMP en grandes cantidades.

“Nos sorprendió porque no había ninguna garantía de que este enfoque funcionaría”, dice Clemons. “Las células son extremadamente complejas, y usted está pidiendo un modelo estadístico relativamente simple para predecir lo que una célula va a hacer. Desde esa perspectiva, fue bastante impactante”.

Pero, Clemons agrega que, tal vez sus resultados no sean tan sorprendentes en retrospectiva.

“Esto subraya la idea de que las células son solo computadoras, y solo están computando cosas”.

Fuente: Caltech / Redacción en inglés: Emily Velasco  /  Cortesía: http://www.caltech.edu

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