Absceso

Absceso

 

Es una cavidad donde se acumula pus. Se puede tener abscesos en casi cualquier parte del cuerpo. Cuando un área se infecta, el sistema inmunitario intenta combatir la infección. Los glóbulos blancos se dirigen hacia el área infectada, se acumulan dentro del tejido lesionado y causan inflamación. Durante este proceso se forma el pus. El pus es una mezcla de células sanguíneas blancas, gérmenes y tejido muerto.

Causas

 

Los abscesos se pueden formar siempre que el organismo está luchando contra una infección. Por ejemplo, un absceso en la piel puede aparecer cuando entran gérmenes al cuerpo a través de una abertura en la piel (como un corte, una picadura de insecto o una quemadura).

Los gérmenes no forman parte de un cuerpo sano, y el sistema inmunitario lo sabe: la función de este sistema consiste precisamente es estar pendiente de cualquier infección. Después de averiguar que algo va mal, el sistema inmunitario envía las tropas (también conocidas como glóbulos blancos) para destruir lo que está provocando la infección. Algunos de estos glóbulos blancos acabarán formando el pus, que también incluye material como piel muerta y gérmenes muertos.

Con todas estas sustancias desagradables dentro de él, el cuerpo considera el pus como un material de desecho e intenta deshacerse de él. Pero, cuando el pus se acumula dentro de un absceso, es posible que no pueda salir hacia fuera. A medida que el pus se va acumulando, puede presionar la piel y el tejido inflamado circundante y provocar dolor.

Algunos abscesos están provocados por un agente irritante, como un medicamento inyectado que no se ha absorbido por completo. Dado que no están provocados por una infección, estos tipos de abscesos se llaman abscesos “estériles”. Los abscesos estériles no son tan frecuentes como los abscesos infectados, pero pueden ocurrir de forma ocasional.

Síntomas

 

Por lo general, los abscesos se hinchan, son de color rojo, calientes al tacto y pueden supurar líquido. Se pueden desarrollar en la capa más superficial de la piel, debajo de la piel, en un diente o incluso en lo más profundo del cuerpo. En la superficie de la piel, un absceso se puede parecer a una herida no curada o un grano; debajo de la piel, puede aparecer como un bulto inflamado. El área puede doler y ser sensible.

En los casos más graves, la infección puede provocar fiebre y escalofríos.

Tratamiento

 

CUIDADOS CASEROS

Evite tocar, presionar, apretar, pellizcar o reventar el absceso, porque podría propagar la infección a otras partes del cuerpo o hacer que afectara a partes más profundas del cuerpo, lo que empeoraría la situación. Impida que se propague la infección evitando compartir ropa, paños, toallas, sábanas ni cualquier otra cosa que pueda haber entrado en contacto con el absceso.

Para ayudar a que el absceso se abra y drene bien, intente aplicar compresas tibias sobre él. Puede fabricar una compresa mojando una toalla en agua tibia (no caliente) y colocándola sobre el absceso durante varios minutos. Hágalo varias veces al día. Lávese siempre las manos antes y después de tocar el absceso.

Si el absceso se abre solo y drena, y la infección parece desaparecer en un par de días, usted ya debería encontrarse bien. Pero, si no se le cura el absceso, programe una cita con su médico o pediatra.

Prevención

Llevar una buena higiene personal es la mejor forma de evitar las infecciones. En casos de cortes y heridas Mantengalos  limpios, secos y cubiertos con un vendaje para protegerlos de los gérmenes.

lavarse las manos con frecuencia y a conciencia, utilizando agua y jabón durante un mínimo de 20 segundos seguidos. Si no dispone de agua y jabón, está bien usar antiséptico instantáneo para manos elaborado con alcohol, sea en forma de gel o de toallitas.

Nombres alternativos

Absceso cutáneo; Absceso subcutáneo.

 

Galería

Referencias

 

Meislin HW, Guio JA. Soft tissue infections. In: Marx J, ed. Rosen’s Emergency Medicine: Concepts and Clinical Practice. 6th ed. Philadelphia, Pa: Mosby Elsevier; 2006:chap 135.

Guss DA. Liver and biliary tract. In: Marx J, ed. Rosen’s Emergency Medicine: Concepts and Clinical Practice. 6th ed. Philadelphia, Pa: Mosby Elsevier; 2006:chap 89.

Lavoie FW, Saucier JR. Central nervous system infections. In: Marx J, ed. Rosen’s Emergency Medicine: Concepts and Clinical Practice. 6th ed. Philadelphia, Pa: Mosby Elsevier; 2006:chap 107.

Singer JI, Gebhart ME. Sore throat. In: Marx J, ed. Rosen’s Emergency Medicine: Concepts and Clinical Practice. 6th ed. Philadelphia, Pa: Mosby Elsevier; 2006:chap 31.

Actualizado: 8/12/2008

Versión en inglés revisada por: Linda Vorvick, MD, Seattle Site Coordinator, Lecturer, Pathophysiology, MEDEX Northwest Division of Physician Assistant Studies, University of Washington School of Medicine. Also reviewed by David Zieve, MD, MHA, Medical Director, A.D.A.M., Inc. 
Traducción y localización realizada por: DrTango, Inc.